El propio libro viene ya preparado para que los niños introduzcan la cabeza por el agujero que queda en el centro del mismo y pongan cara a: un perro, oveja, león, elefante... Así, hasta llegar a ser de nuevo un niño en la última página.
Cuando está abierto quedan a ambos lados dos asas, con lo cual pueden cogerlo con mucha facilidad y cuando se cierra parece un maletín, así que es fácil de transportar.
Mi hijo realizaba algunas onomatopeyas de animales cuando compré este libro, pero a raíz de tenerlo evolucionó mucho más. Estimular el lenguaje con onomatopeyas es estupendo, sobre todo, para los más perezosos a la hora de hablar. De este modo, realizan sonidos que después les benefician en su lenguaje posterior.
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Autora: Isabel Pin, editorial: Lóguez |
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Yo a mi hijo se lo compré mucho antes de los dos años, a partir del año y medio vale perfectamente. |
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Las risas están aseguradas |
Esta precioso Cris
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